Ángela y Luis no llegaban a un acuerdo relativo a la custodia de su hijo Dani, la madre quería custodia monoparental y el padre compartida. Dani tenía entonces 6 años,.
Su madre se negaba a la custodia compartida porque le parecía pequeño e inmaduro, así que para evitar más conflictos el padre accedió a ir haciéndolo de forma progresiva para que cuando Dani cumpliera 12 años ya se hubiera instaurado la custodia compartida. Pero a veces, a pesar de alcanzar un acuerdo, continúa existiendo un bloqueo emocional que impide superar una separación o un divorcio, y se interfiere en la vida de los menores.
La madre nunca superó la infidelidad del padre, así que, aún sin ser consciente, interfería a menudo en la relación padre e hijo, es más, el padre enfermó en ese tiempo de cáncer y la madre lo utilizó como argumento para que no se le atribuyese la custodia compartida cuando llegó el momento.
Así que cuando el menor cumplió 12 años, comenzó una batalla judicial, con periciales psicológicas, visitas a los juzgados… hasta que el menor con una madurez inusual se plantó y dijo:
«¿QUÉ SOY PARA VOSOTROS, SÓLO SOY UNA MALDITA CUSTODIA? Arreglad vuestras vidas que yo sólo quiero vivir en paz…Papá ,mamá os quiero pero esta no es mi batalla».
Atentos porque esta es una realidad que viven muchos adolescentes y subyace debajo de muchos de los problemas que presetan.
¿Quién decide que en la vida vienes a alcanzar tus sueños?
¿Quién se esconde las heridas que adormitan en el cuerpo?
¿Quién me explica si en la ausencia hay cariño verdadero?
Que me colme de paciencia en mis noches de desvelo. El Barrio. Custodia